A menudo nos agobiamos con los numerosos frentes que queremos abordar con los hijos: la generosidad, la responsabilidad, el orden, que sean felices... Parece imposible alcanzarlo todo y, a la vez, nada de ello es prescindible. Educar en valores y en principios se presenta como la principal meta de cualquier educador. Además, saber cómo y cuándo inculcarlos es clave para conseguir el éxito de esta tarea. La educación de las virtudes humanas consiste en formar personas capaces de enfrentarse a la vida con un proyecto personal, con madurez, con ideales.